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lunes, 9 de diciembre de 2013

Mucho más que 42 kilómetros y 195 metros.

Sobre la prueba que clausura todas las pruebas atléticas, hay tanto escrito que ni la creencia popular sobre su distancia es acertada, que Filípides recorrió esa distancia dando pie a fijar como inamovibles esos 42,195 kilómetros, parece más que demostrado que es falso. La distancia se fijó en los Juegos Olímpicos de Londres en 1908, y tiene poco de literario, por razones prácticas "convenía" alargar la distancia a 26 millas y 385 yardas (los 42.195 metros actuales) y que la salida se modificara, partiendo del Castillo de Windsor, los más o menos 40 kilómetros iniciales quedaban ampliados para evitar que la Reina de Inglaterra se mojara, fijándose años después, como oficial, esa distancia.
 
Calle Larios en Málaga. Mario y Jose.
 
 
Pero al margen de distancias, un Maratón es mucho más, Mike Fanelli, un entrenador de corredores, habla sobre los "tres tercios" en los que se divide la carrera; el primer tercio se corre con la cabeza, el segundo con tu personalidad, y el tercero con el corazón. Dicen que cada uno divide esos tercios en distancias distintas, pero sin ellos, sin los tres, en mayor o menor medida, el éxito que supone acabar la distancia completa, no es posible.
 
Cuando Mario, mi hermano, con el que comparto demasiado como para no estar presente en este blog a cada historia que aparece, decidió marcarse el reto de volver a terminar un Maratón (el primero fue en Madrid hace ya bastantes años) el reto tenía más de utópico que de real. La lucha iba a ser de 9 meses de entrenos en solitario (o no tan en solitario), de muchas horas haciendo zapatilla, de muchas renuncias y sacrificios... pero hasta eso tiene su premio, él sabe que no corrió solo en Málaga, y que alguien más bajó de las 4 horas a su lado al entrar en meta.


 
El éxito es presentarse en Málaga con su mujer, los tres (y digo bien, ellos tres)... y que se una otro amigo de los que ayuda a llevar las cargas más ligeras... José Luis, que no pudo en Bilbao terminar su primer maratón, pero que en estos dos últimos meses, ha formado pareja con Mario en todas las "tiradas" largas de fin de semana por encima de 30 kilómetros. Cada uno con su reto, igual que Miguel (con su pelea por bajar de 3 horas) cada uno con su historia personal detrás de lo que supone correr día a día con los cascos y la cabeza dando vueltas a todo lo que está a tu alrededor.
 

 
Decía John Bingham, un corredor estadounidense, que el milagro no es finalizar un maratón, el milagro es haber tenido el coraje de comenzarlo.
Ese es el verdadero triunfo, el de los "tipos" como Miguel Pero, Jose Luis Gismera, Mario y tantos otros, para los que el fracaso es no haberlo intentado.

3 comentarios:

  1. Emotivo, muy emotivo y mi más sincera enhorabuena a los corredores.

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  2. Me encanta como has descrito como se vive un maratón y su preparación. Ánimo a todos los que corren, ya sea unos minutos o una maratón!!!

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  3. 1177, un número en el pecho que Mario siempre recordará con orgullo, Pedro, sos el verdadero Gran Hermano.

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