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martes, 11 de marzo de 2014

El "rey" de Nápoles

Cuando tienes 12 años, los jugadores que te gustan no son los medio centros destructores, ni los centrales imponentes... tú eres de los jugadores de "potreros", de los que marcan goles, pero si es regateándose a cinco contrarios y al portero... mejor; y si el que lo hace es Maradona y en un Mundial... pinta a que no se te va a olvidar nunca.

 

Mi descubrimiento de Maradona fue cuatro años antes, cuando jugó el Mundial del 82, previo a incorporarse al Barcelona, siempre recuerdo su salida de ese mundial, tras una plancha bestial a Batista, en el Argentina Brasil del triangular previo de semis (Italia era el otro rival) y abandonar Sarriá, con su selección eliminada, y él con una tarjeta roja. Ambos descontentos, Diego por su mundial y yo por no haber visto a ese jugador que deslumbraba en Boca.
Pero a partir de ahí, vino "lo bueno" y entre ambos mundiales... Nápoles...



Hacer al Nápoles campeón de Liga, y de Uefa es un mérito a la altura de ganar un mundial, o incluso (gesta mayor que el título del 86) llevar a Argentina a la final del 90, la Argentina del 90 no era equipo para jugar ni cuartos. Maradona hizo de Nápoles y de Argentina referencia futbolística, ambos de la mano; incluso después de aquél famoso himno pitado en el mundial italiano, y su imagen delante de las cámaras, llamando "hijos de puta" a los que tanto le querían y no respetaban el himno de su país.
En Italia, en la futbolística y en la política, la dualidad Norte Sur está marcadísima... el triunfo de Nápoles, como equipo y como ciudad, era el triunfo de muchas cosas.



Llegar a Nápoles y buscar Vía Nilo, los altares en los que figuran aún las fotos de Diego vestido con la azul del Nápoles... San Paolo, Il Duomo y la sangre licuada de San Gennaro, y el Santo con el 10; iba por delante de Pompeya en las cosas pendientes en plena costa Amalfitana.

 
 
No fue muy complicado buscar referencias en una ciudad como Nápoles al que fue su "rey", como antes lo fueron los Borbones, pero a éstos últimos las referencias quedan en las placas y en los monumentos; en cada esquina de San Biagio de Librai, Vía Tribunali o en los belenes de San Gregorio Armeno, la imagen, mitad pasión, mitad negocio, está presente en el Nápoles de verdad, el que cierran esas calles estrechas, con ropa tendida y bolsas de la compra bajando con una cuerda a las tiendas que hay cada dos pasos.




Leía hace poco un artículo de Roberto Martínez, periodista, sobre el Diego... "Maradona ya fue", y sobre la "sacralización" de Maradona... aboga por archivar la estampita de Maradona en un cajón. Creo que Martínez nunca ha estado en Nápoles, entre las calles de Spaccanapoli el que fue el 10 del Nápoles sigue vivo, presente.