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martes, 26 de noviembre de 2013

Los silencios de Lansdowne Road

La primera vez que visitamos Lansdowne Road, para cumplir el sueño de ver al XV del Trébol jugar en su estadio un partido del 6 naciones, una de las cosas que más me impactaron fue el silencio previo a los lanzamientos a palos, todo un estadio que genera decibelios para iluminar medio Dublín, durante unos "mágicos" segundos, se quedaba mudo.

El domingo, ante Nueva Zelanda, en el mismo sitio, se produjeron más silencios; uno de admiración y respeto ante el ritual Neozelandés... previo a la Haka, y que todo el estadio  se dispuso a oír





Haka previa al Irlanda Nueva Zelanda



 

Otro, más tenso y dramático, cuando Johnny Sexton, cerca de 22, en una patada no muy difícil, daba pasos atrás, para dejar a Nueva Zelanda 8 abajo y sin prácticamente opciones de remontar el partido; los palos del fondo que da a Herbert Bridge vieron como se escapaba la patada del ex de Leinster que tras ser duda toda la semana, el domingo saltó como 10.




Ese fue el principio del "desastre", los All Blacks seguían vivos, y consiguieron remontar en la última jugada del partido, como si de una película de suspense se tratara. Con el reloj del Aviva en el minuto 40, la última oportunidad de los neozelandeses se materializó en un ensayo de Ryan Crotty que dejaba el año con 14 victorias, y sin empates ni derrotas, histórico. El 19-0 con el que arrancó el partido acabó con un 22-24 definitivo, Goliath se mantuvo en pie.

En ese momento se produjo el tercer silencio que no voy a poder olvidar. El campo se quedó mudo, los irlandeses que habían estado tan cerca del "milagro" (las casas de apuestas cifraban en no menos de +20 la victoria All Black) enmudecieron, Aaron Cruden había transformado la patada que daba la victoria, asistían callados, mudos, al desenlace dramático de un partido que pasará a la historia pero que habría sido historia de no llegar ese último ensayo que culminó la remontada, sin moverse de su sitio, el estadio callado, atónitos ante lo vivido en los últimos 20 segundos del partido.

La excusa de nuestro viaje a Dublín, para ver al mejor equipo del mundo de Rugby en un Test Match en Europa, no contaba con que nosotros íbamos a salir con la cabeza abajo, "jodidos" porque el irlandés que teníamos al lado en el partido y nos había hecho animar, gritar, sumergirnos en la atmósfera que tres ensayos en 18 minutos del equipo local había propiciado, que se había dado la vuelta en el lanzamiento a palos de Sexton para no verlo, que antes había cantado el Ireland`s Call voz en grito, y se había dejado el alma con sus "Let´s go Ireland" y sus "Yiiiiiiii" cada vez que la melé empujaba, se despedía de nosotros, con las lágrimas en los ojos por el partido que acababan de perder.

Las pintas de después, las de antes, el ambiente de Dublín previo a un partido de este tipo, ver la Haka mahorí, disfrutar de los últimos minutos como internacional de Brian O`Driscoll, de los últimos placajes de Richie McCaw... todo ello, vivido junto a Amigos (de los buenos, de los de A mayúscula), ayuda a guardar el mejor recuerdo de otro viaje a Dublín, que no será el último (nunca lo es). El próximo en camino...

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